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Consciencia de uno mismo

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Qué es la consciencia de uno mismo

La consciencia de uno mismo es la capacidad que tenemos los seres humanos para reconocernos en el espejo, ser conscientes de nuestros pensamientos, emociones y en general identificarnos como un ser individual independiente del resto.

Esta capacidad suele surgir a partir de los dos años de edad, aunque se va desarrollando desde los primeros minutos de vida, y el momento en el que se consolida depende de cada uno. Una vez crecemos, el concepto de autoconciencia pasa a utilizarse en psicología para referirnos al conocimiento que tenemos sobre nosotros mismos y lo conscientes que somos de nuestros actos, pensamientos, emociones, etc.

Debemos tener en cuenta que para muchas personas puede ser complicado conectar consigo mismas, especialmente con la razón por la que actúan como lo hacen o los pensamientos que hay tras sus emociones.

Esto puede deberse, en ocasiones, a la ausencia de una educación emocional completa que nos acompañe desde nuestra infancia, explicando las distintas emociones, las reacciones adecuadas a ellas y demás.

En muchos casos vemos como nuestros conocidos se quejan de que se encuentran atrapados en ciclos que no les hacen bien (por ejemplo, siempre acaban saliendo con el mismo tipo de parejas, o considerando como amigos a personas que no les convienen) y dicen no saber por qué ocurre ni cómo pararlo.

Lo cierto es que en el mayor número de los casos esto se debe a un pobre conocimiento de nosotros mismos, si no estamos en contacto con nuestras necesidades ni nuestros deseos, nos costará más trabajar hacia metas que nos hagan felices, sería como ir a ciegas hacia la línea de meta en una carrera.

Tipos de autoconocimiento

Autoconocimiento emocional

Este tipo de autoconocimiento implica la capacidad de reconocer y comprender nuestras propias emociones. Incluye:

  • Identificación de emociones: Ser capaz de nombrar y reconocer emociones como la tristeza, la alegría, el enojo, el miedo, etc.
  • Conciencia de los desencadenantes emocionales: Conocer qué situaciones o personas provocan determinadas emociones en nosotros.
  • Manejo emocional: Ser consciente de cómo nuestras emociones afectan nuestro comportamiento y aprender a gestionarlas de manera efectiva.

Autoconocimiento cognitivo

El autoconocimiento cognitivo se refiere a la comprensión de nuestros procesos mentales, incluyendo:

  • Creencias y pensamientos: Reconocer nuestras creencias, opiniones y patrones de pensamiento.
  • Sesgos y prejuicios: Ser consciente de nuestros sesgos cognitivos y cómo influyen en nuestra percepción del mundo.
  • Autoevaluación intelectual: Conocer nuestras fortalezas y debilidades cognitivas, como áreas donde somos particularmente hábiles o aquellas en las que necesitamos mejorar.

Autoconocimiento corporal

Este tipo de autoconocimiento implica la conciencia de nuestro cuerpo y sus necesidades, e incluye:

  • Sensaciones físicas: Reconocer sensaciones como el hambre, la sed, el cansancio y el dolor.
  • Imagen corporal: Tener una percepción realista de nuestro cuerpo y cómo nos sentimos con respecto a él.
  • Necesidades de salud y bienestar: Conocer nuestras necesidades de ejercicio, descanso, nutrición y cuidado físico.

Autoconocimiento social

El autoconocimiento social se refiere a la comprensión de nuestro papel e interacción en las relaciones y situaciones sociales:

  • Rol social: Reconocer los roles que desempeñamos en diferentes contextos (familia, trabajo, amigos).
  • Percepción de los demás: Ser consciente de cómo nos ven los demás y cómo nuestras acciones afectan a quienes nos rodean.
  • Habilidades sociales: Conocer nuestras fortalezas y debilidades en la interacción social, como la empatía, la asertividad y la capacidad de establecer relaciones significativas.

Autoconocimiento espiritual

El autoconocimiento espiritual se enfoca en la comprensión de nuestras creencias y valores espirituales o existenciales:

  • Propósito de vida: Reflexionar sobre el propósito y el sentido de nuestra vida.
  • Creencias espirituales: Reconocer nuestras creencias sobre la vida, la muerte, la moralidad y otros aspectos trascendentales.
  • Prácticas espirituales: Ser consciente de las prácticas que nos ayudan a conectar con nuestra espiritualidad, como la meditación, la oración o la reflexión.

Autoconocimiento conductual

Este tipo de autoconocimiento implica la comprensión de nuestros comportamientos y patrones de acción:

  • Hábitos y rutinas: Reconocer nuestros hábitos diarios y cómo influyen en nuestra vida.
  • Reacciones automáticas: Ser consciente de nuestras respuestas automáticas ante ciertas situaciones y aprender a modificarlas si es necesario.
  • Autoeficacia: Evaluar nuestra capacidad para lograr objetivos y superar desafíos.

Autoconocimiento de valores y creencias

Este tipo de autoconocimiento implica una profunda comprensión de nuestros valores y creencias fundamentales:

  • Valores personales: Identificar los principios y valores que guían nuestras decisiones y acciones.
  • Consistencia interna: Evaluar si nuestras acciones están alineadas con nuestros valores y creencias.
  • Jerarquía de valores: Reconocer cuáles son nuestros valores prioritarios y cómo influyen en nuestra vida diaria.

Cómo trabajar la autoconciencia

De esta manera, desde el portal de Psicólogos Granada, te recomendamos que pruebes a contestar algunas de las siguientes preguntas para desarrollar tu autoconciencia:

  • Escribe en un papel tres defectos y tres virtudes que posees, y ejemplos de situaciones en las que pudiste ver estas características tuyas: en muchos casos, sobre todo si tenemos la autoestima baja, es más sencillo mencionar defectos que virtudes sobre nosotros, pero la realidad es que todas las personas tiene características positivas y negativas, y para conocernos debemos hacer un esfuerzo por encontrar ambas.
  • Piensa en si te consideras una persona emocionalmente inteligente o no. Ten en cuenta que la definición de las personas con una inteligencia emocional bien desarrollada es la siguiente: “que tienen la capacidad de reconocer sus propios sentimientos y los de los demás, de motivarse y de manejar adecuadamente las relaciones”
  • Reflexiona sobre si tienes miedo a la incertidumbre y los cambios o no; puedes empezar por pensar en cómo te sentiste en alguna situación en la que se te planteó un posible cambio. En caso de que la respuesta sea sí, ten en cuenta que esto puede estar frenando tu progreso en muchas áreas de la vida, muchas veces el cambio también significa crecimiento.
  • ¿Qué eres capaz de hacer de manera diferente? Tus habilidades y las características que te hacen único son lo que te hará destacar, si te conoces bien podrás sacar provecho de lo que te hace diferente.
  • ¿En qué horas del día eres más productivo? Para muchos es más sencillo concentrarse o ser más creativos por la mañana, otros aprovechan mejor la tarde y la noche, cuando sabes si eres una persona matutina o vespertina, puedes organizarte mejor y dejar las tareas que requieren más concentración para tus mejores horas del día.
  • ¿Cómo te ves dentro de 5 años? ¿Y dentro de 10? No podemos alcanzar nuestras metas si no nos las proponemos, por tanto, es importante saber a qué aspiramos para poder desarrollar un plan de acción.
  • ¿Cuál es tu mayor miedo? Si este está suponiendo un lastre en tu vida, quizás es momento de visitar a un profesional de la salud mental para que te ayude a superarlo.
  • ¿Consideras que gozas de buena autoestima? La autoestima baja es un problema increíblemente común en nuestra sociedad, y puede tener efectos muy negativos sobre nuestra vida en general, tanto en nuestras relaciones sociales como en el área laboral o de estudios. En caso de que creas que tu baja autoestima está dañando tu bienestar, lo mejor es consultar a un psicólogo al respecto.
  • ¿Cuál es el estado de ánimo que menos te gusta experimentar? Puedes pensar que la respuesta es la misma para todo el mundo, pero te sorprendería conocer la variedad de respuestas, puede que para ti sea la tristeza, el aburrimiento, el enfado, la apatía… Es una buena oportunidad para reflexionar sobre nuestra tolerancia hacia distintas emociones.
  • ¿Estás haciendo lo que realmente quieres y te hace sentir pleno? ¿O simplemente te conformas con tu situación actual? Muchas veces, si no nos paramos a reflexionar sobre nuestra posición en la vida y nuestras metas, podemos acabar arrastrados por la corriente y vernos en situaciones, si bien no son lo que queremos, no nos provocan excesivo malestar, por lo que nos conformamos. En estas situaciones es muy fácil acabar quemado o experimentar burnout y sentir que nuestra vida no va como hubiéramos querido, por lo que quizás toca implementar ciertos cambios.
  • ¿Cómo de feliz te consideras del 1 al 10? Si la puntuación es baja, quizás es momento de replantearse, qué hay que cambiar para que nuestra situación mejore, y si la respuesta es que eres muy feliz, ¡Enhorabuena! Ahora es momento de cuidar tus relaciones y las razones por las que eres así de feliz.

Para finalizar, nos gustaría destacar que el autoconocimiento afecta a todas las áreas de nuestra vida, ya que no podemos plantearnos metas si no tenemos claro qué queremos mejorar.

También conocernos va a ayudar a la hora de socializar mejor, crecer laboralmente, mejorar nuestros lazos familiares y sobre todo sentirnos más a gusto con nosotros mismos.

Por tanto, si crees que puedes necesitar ayuda para desarrollar la consciencia de uno mismo, contacta con Granada Psicólogos, estaremos encantados de ayudarte.

    Laura Hernández Pulido

    Psicóloga Sanitaria Colegiada AO05973, más de 25 años de experiencia en psicología sanitaria, formación en psicología y colaboraciones en medios de comunicación en la promoción de la salud mental.

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    Cristóbal Rozúa Lucena

    Psicólogo Sanitario Colegiado AO03430, más de 25 años de experiencia en psicología sanitaria, jurídica, formación en psicología y colaboraciones en medios de comunicación en la promoción de la salud mental.

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