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Síntomas y causas de los terrores nocturnos

terrores nocturnos

Qué son los terrores nocturnos

La persona con terror nocturno está digamos, como si tuviera puestas unas gafas de realidad virtual y está en su mundo, por lo que no responde a estímulos externos, por lo que al ser una reacción ante un ataque y la persona tiene una reacción fisiológica de alta intensidad, puede ser violenta sin ser consciente de que puede hacer daño o hacerse daño.

Existe un fallo de maduración del sistema nervioso, que no paraliza al cuerpo durante el sueño (atonía muscular), para evitar que actuemos físicamente nuestros sueños, controlada principalmente por el tronco cerebral, en particular por el puente de Varolio y la médula oblonga.

Problema social: es frecuente que la persona que tiene terror nocturno no quiera dormir fuera de casa con otras personas, por la vergüenza que supone tener esta reacción delante de otras personas y también porque puede asustar y/o hacer daño a las personas que duermen junto a la persona con terror nocturno.

Además  los terrores nocturnos aumentan al dormir fuera de casa, con lo cual es más probable que haya más episodios de terror nocturno. Al final de este artículo te damos consejos prácticos para prevenir y afrontar el problema social del terror nocturno.

Los gritos pueden resultar muy molestos para cualquier familiar o testigo, que además ve como la otra persona sufre un terror nocturno.

Los terrores nocturnos se encuadran dentro de los Trastornos del sueño-vigilia, en concreto en “parasomnias”, que es un grupo de trastornos del sueño caracterizados por comportamientos o experiencias anormales durante el sueño.

La persona a menudo se sienta en posición vertical y parece estar en un estado de gran temor, e incluso la persona se mueve defendiéndose y reaccionando ante los estímulos que le atacan durante su sueño y que generalmente comienzan con gritos de pánico (suele gritar: ¡nooo! ¡socorro!…) o incluso levantarse de la cama y correr.

La persona con terror nocturno habitualmente se mueve y presenta sonambulismo (la persona sale de la cama en el 20% de los casos). Estudio de Guilleminault et al. (2005), revista Sleep Medicine Reviews.

También puede haber verbalizaciones incoherentes. Los ojos suelen estar abiertos, pero la persona parece confundida y no responde a estímulos externos (pero está reactiva a los estímulos que vive en su sueño).

Los sueños durante el terror nocturno o no se recuerdan o el recuerdo es escaso.

Existe confusión y desorientación al despertar de un terror nocturno.

Si han salido de la cama y deambulado, pueden presentar mucho miedo al despertarse en un lugar oscuro o que no reconocen y presentar gran confusión por el hecho de que no saben dónde están.

Mito: ¿despertar a alguien durante un episodio de terror nocturno puede ser perjudicial? No, de hecho, es más probable que no recuerde el episodio al despertar.

Existe insensibilidad a los esfuerzos de otras personas para hacer reaccionar al afectado durante los episodios de terrores nocturnos.

Cuándo empiezan a aparecer

Los trastornos del despertar del sueño no REM ocurren con más frecuencia en la infancia y disminuye su frecuencia al aumentar la edad.

Suelen aparecer como respuesta ante situaciones estresantes o traumáticas.

En niños pueden aparecer ante situaciones como ver una película de miedo o problemas sociales o afectivos.

Suelen ir desapareciendo conforme la persona va madurando.

También suelen ir desapareciendo conforme la persona va mejorando sus habilidades de afrontamiento psicológico.

Entre los niños, los terrores nocturnos son más frecuentes en los varones que en las mujeres.

Entre los adultos, la proporción de sexos está igualada.

Los terrores del sueño son más comunes en niños y adultos de 35 años de edad o menos.

Las tasas de prevalencia pueden llegar al 6,5% en los menores. La prevalencia en adultos es de alrededor del 2,3%, y solo alrededor del 1% en adultos mayores de 65 años.

Terrores nocturnos en bebes y niños

Los terrores nocturnos pueden aparecer en bebés a partir de los 18 meses de edad.

Los terrores nocturnos son comunes en niños de entre 3 y 7 años, y suelen comenzar a disminuir durante los primeros años de la adolescencia.

Cuando un niño pequeño experimenta un terror nocturno, a menudo grita y llora, y puede ser difícil consolarlo o despertarlo. Porque si a un adulto con terrores nocturnos les cuesta distinguir entre sueño y realidad por el estado confusional que presentan, a los niños les cuesta aún más distinguir fantasía de realidad, por eso hay que tener mucha calma para ayudarles.

En los niños, los terrores nocturnos pueden ser causados por situaciones traumáticas, la ansiedad, enfermedades, fiebre, o los propios problemas para dormirse (puesto que les estresa el propio hecho de no dormirse).

En un estudio se comprobó que los niños de 8 a 10 años que habían sido objeto de intimidación tenían dos veces más probabilidades de sufrir un terror nocturno que los que no lo habían sido.

En niños, el sonambulismo y los terrores nocturnos están asociados con trastornos de ansiedad, trauma, abuso o intimidación (buylling).

Los niños que son acosados y víctimas tienen mayor riesgo de presentar alguna parasomnia entre los 8 y 10 años de edad, en comparación con los niños que solo son acosadores, que no tienen riesgo de presentar parasomnias (Wolke y Lereya, 2014).

Los adolescentes que experimentan terrores nocturnos también pueden ser más propensos a experimentar otros trastornos del sueño.

También pueden tener mayores probabilidades de padecer otros trastornos de salud mental y tener más problemas de regulación emocional.

Terrores nocturnos en adultos

Aunque menos comunes en adultos, los terrores nocturnos pueden persistir en algunos casos.

Veramos ahora las Fases del sueño, su duración promedio y la frecuencia con la que se repiten durante un período de 8 horas de sueño. Dentro de estas fases del sueño vamos a ver dónde se ubican los terrores nocturnos y otros trastornos del sueño:

  • Fase 1: Sueño ligero, transición entre estar despierto y dormido.
    Duración: Aproximadamente 5-10 minutos.
    Frecuencia: Ocurre al comienzo del ciclo del sueño y se repite varias veces a lo largo de la noche.
    Duración total: 40-80 minutos en 8 horas de sueño.
  • Fase 2: Sueño ligero más profundo, donde ocurren las ondas cerebrales características del sueño.
    Duración: Aproximadamente 10-25 minutos por ciclo.
    Duración total: 240-360 minutos en 8 horas de sueño.
    Frecuencia: Se repite varias veces a lo largo de la noche, constituyendo la mayor parte del tiempo total de sueño.
  • Fase 3: Sueño profundo, conocido como sueño de onda lenta. Es durante esta fase que los terrores nocturnos suelen ocurrir, y el sonambulismo y la enuresis, especialmente en las primeras horas de la noche.
    Duración: Aproximadamente 20-40 minutos por ciclo.
    Frecuencia: Se produce principalmente en la primera mitad de la noche, disminuyendo en la segunda mitad.
  • Fase 4: Continuación del sueño profundo, similar a la fase 3. Al igual que en la fase 3, los terrores nocturnos, el sonambulismo y la enuresis son más probables en esta etapa, especialmente al principio de la noche.
  • Fase REM (Movimiento Rápido de los Ojos): Durante esta fase del sueño es cuando ocurren las pesadillas, ya que es cuando los sueños son más vívidos y el cerebro está más activo, pero los músculos están paralizados.
    Duración: Aproximadamente 10-20 minutos por ciclo al principio de la noche, aumentando en duración hacia la mañana.Duración total: 80-160 minutos en 8 horas de sueño.
    Frecuencia: Se repite varias veces a lo largo de la noche, con períodos de sueño REM que se alargan conforme avanza la noche.

Si bien los terrores nocturnos están asociados principalmente con la fase de sueño profundo (fases 3 y 4 del sueño no REM), también pueden ocurrir en la transición entre el sueño REM y el sueño no REM.

Se ha sugerido que los terrores nocturnos pueden estar relacionados con una disfunción en el despertar del sueño, donde el cerebro no se despierta completamente del sueño profundo, lo que lleva a comportamientos de miedo y agitación mientras la persona aún está en un estado de sueño.

Síntomas de los terrores nocturnos

El terror nocturno, a veces llamado terror del sueño, es un trastorno del sueño que hace que las personas se despierten con sentimientos abrumadores de miedo y pavor.

Los terrores nocturnos son la respuesta de defensa de la persona durante el sueño, que reacciona ante un ataque que vive mientras está soñando, con una reacción típica de la respuesta de estrés: frecuencia cardíaca rápida, respiración acelerada, músculos tensos y sudor.

Durante cada terror nocturno, existe un miedo intenso y signos de alerta autónoma, como midriasis (expansión de la pupila para intensificar la agudeza visual), taquicardia (su pulso puede casi duplicarse), taquipnea (respiración acelerada) y sudoración.

Uno de los principales problemas es el cansancio durante el día que puede conllevar para quien lo sufre, puesto que la calidad del sueño se ve perjudicada, sobre todo si tiene varios episodios durante la noche.

Si bien los terrores nocturnos no suelen causar daños a largo plazo y desaparecen por sí solos, a veces pueden ocurrir como síntoma de un problema de salud mental.
Pueden estar confundidas y no suelen responder a las preguntas.

No es raro que alguien que experimenta un terror nocturno se golpee, grite o actúe agresivamente.

Dado que las personas no suelen recordar los terrores nocturnos al día siguiente, es difícil saber qué ven o sienten las personas que experimentan terrores nocturnos.

Por lo general, el niño o el adulto se dormirá de nuevo, pero si se despierta, parecerá confundido y desorientado.

Los terrores nocturnos suelen durar solo unos minutos, pero pueden durar hasta media hora.

Los gritos del durmiente (de la persona que tiene el terror nocturno) pueden ser aterradores para quienes duermen junto a ellos en la misma habitación y que se despierten por los gritos del durmiente.

Respuesta limitada al entorno: Durante los terrores nocturnos, las personas pueden parecer despiertas superficialmente, pero su respuesta al entorno es limitada o ausente.

Por ejemplo, pueden estar gritando y agitándose, pero no responden a estímulos externos de la misma manera que lo harían si estuvieran completamente despiertos. Esto sugiere que el cerebro no está procesando correctamente la información sensorial durante los terrores nocturnos.

Cuando la persona con terror nocturno también presenta sonambulismo esto es peligroso, ya que pueden producirse comportamientos violentos si se hacen esfuerzos para impedir que la persona se vaya.

También pueden producirse lesiones si la persona se cae o tropieza con objetos del entorno.

En ocasiones, los adultos pueden recordar imágenes fragmentarias de los sueños a partir de la experiencia; sin embargo, lo más frecuente es que tanto los niños como los adultos no recuerden el acontecimiento ni otros efectos diurnos, a menos que se haya producido una lesión.

Recuerdos limitados: Muchas personas que experimentan terrores nocturnos no recuerdan los episodios después de despertar por completo. Esto sugiere que la memoria no se forma adecuadamente durante los terrores nocturnos, lo que puede estar relacionado con una disfunción en la consolidación de la vigilia.

Cuáles son las causas de los terrores nocturnos

Estas son las causas que están a la base de los terrores nocturnos:

Genéticas

Los sujetos con terrores nocturnos tienen con frecuencia una historia familiar positiva de terrores nocturnos o sonambulismo, con un aumento de hasta 10 veces en la prevalencia del trastorno entre los familiares biológicos de primer grado.

Los terrores nocturnos son mucho más frecuentes en los gemelos monocigóticos que en los dicigóticos.

La investigación de Tore Nielsen y col. (2000), publicada en Sleep Medicine Reviews, identificó la asociación entre los terrores nocturnos en la infancia y la genética, destacando la influencia de los antecedentes familiares en la aparición de estos episodios.

Falta de maduración de las zonas cerebrales implicadas

La investigación longitudinal de Marios Pavlakis y col. (2012), publicada en Pediatrics, examinó la prevalencia y los factores de riesgo asociados con los terrores nocturnos en niños pequeños, destacando la influencia de la maduración del sistema nervioso en la manifestación de estos episodios.

Despertar incompleto del sueño profundo

Se ha sugerido que los terrores nocturnos pueden estar relacionados con una disfunción en el despertar del sueño, donde el cerebro no se despierta completamente del sueño profundo, lo que lleva a comportamientos de miedo y agitación mientras la persona aún está en un estado de sueño.

Estrés y ansiedad

El estrés crónico y la ansiedad pueden interferir con el sueño adecuado y la regulación de la atonía muscular durante el sueño REM.

El sistema nervioso simpático, que se activa durante situaciones estresantes, puede afectar la actividad del tronco cerebral y dificultar la inhibición muscular durante el sueño.

Ambientales

La privación de sueño, las alteraciones del horario de sueño-vigilia, dormir fuera de casa (por el estrés que eso puede suponer)

Enfermedades

Fiebre, epilepsia, reflujo gástrico, problemas respiratorios…

Fármacos

Medicamentos psicotrópicos (antidepresivos, ansiedad o los antipsicóticos) y algunos medicamentos recetados para tratar el insomnio o promover el sueño (hipnóticos o las benzodiazepinas), pueden afectar la calidad del sueño e interferir con la arquitectura normal del sueño y aumentar así el riesgo de experimentar terrores nocturnos como efecto secundario.

Sustancias estimulantes

El consumo de sustancias estimulantes como la cafeína, la nicotina o las drogas ilegales como la cocaína o las anfetaminas puede aumentar la probabilidad de experimentar terrores nocturnos.

Alcohol

Aunque el alcohol puede ayudar a conciliar el sueño inicialmente, puede interrumpir el sueño profundo y provocar despertares durante la noche. Esto puede aumentar el riesgo de experimentar terrores nocturnos.

Diferencias entre pesadillas y terrores nocturnos

Características Terror nocturno Pesadilla nocturna
Nombre Terror del sueño Sueño ansioso
Período del sueño Sueño no REM Sueño REM
Período de la noche Primer tercio Último tercio
Movimiento Sonambulismo Raro
Intensidad Considerable, violencia Escasa
Vocalizaciones Comunes Raras
Descargas autonómicas Intensas, severas Ligeras
Recuerdo del episodio Escaso o nulo Bueno, completo
Estado al despertar Confusión, desorientación Normalidad
Heridas Frecuentes Excepcionales
Violencia Frecuente No
Desplazamiento de la cama 20% casos No

Fuente: Herranz, 2007, p. 805

La investigación de Barbara L. Paruthi y col. (2016), publicada en JAMA Pediatrics, comparó los perfiles de sueño y los patrones de activación cerebral durante pesadillas y terrores nocturnos, identificando diferencias significativas en la actividad neuronal asociada con cada fenómeno.

La gente a menudo confunde los terrores nocturnos con las pesadillas, pero son dos trastornos del sueño diferentes.

Las pesadillas son sueños que causan miedo o ansiedad, pero se producen más a menudo durante la cuarta etapa, o sueño REM, mientras que los terrores nocturnos se producen más a menudo durante el primer tercio del período principal del sueño.

Además, es más probable que los terrores nocturnos ocurran temprano en la noche, mientras que las pesadillas son más comunes durante las primeras horas de la mañana.

Es mucho más probable que los terrores nocturnos impliquen movimiento durante el episodio que las pesadillas.

Los gritos y otras vocalizaciones también son mucho más comunes en los terrores nocturnos que en las pesadillas.

Otra diferencia entre los terrores nocturnos y las pesadillas es que cuando alguien se despierta de una pesadilla, a menudo puede recordar el sueño angustioso.

Cuando un individuo se despierta de un terror nocturno, suele estar confundido y desorientado con poco o ningún recuerdo de lo que ha experimentado.

Qué hacer cuando se sufre terrores nocturnos

Consejos prevenir los terrores nocturnos:

  • Estilo de vida: de base analizamos tu estilo de vida y planteamos cambios en hábitos que implican mala higiene de sueño, y potenciar un estilo de vida sano (siempre dependiendo de las posibilidades que tengas).
  • Establecer una rutina de sueño/higiene de sueño: Establecer dentro de las posibilidades la misma hora para irse a la cama y despertarse y seguir siempre de forma relajada los mismos
  • Patrones para irse a la cama: cena ligera, pijama, actividad tranquila…
  • Identificar y evitar los factores desencadenantes: la privación de sueño, el consumo de cafeína o la exposición a situaciones estresantes antes de acostarse, puede ayudar a prevenir los terrores nocturnos.
  • Espacio adecuado para dormir: con una buena cama, ausencia de estímulos que te perturben, dormir con ropa transpirable (para evitar sudar) y dormir con una temperatura agradable. En algunos casos y para ayudar a prevenir lesiones durante los terrores nocturnos, se pueden tomar medidas para asegurar el entorno de sueño, como mantener las puertas y ventanas bien cerradas, retirar objetos peligrosos de la habitación.

Soluciones para tratar los terrores nocturnos

Muchos expertos sugieren dejar que el terror nocturno siga su curso en los niños pequeños al ser una reacción que puede ser evolutiva.

Sin embargo, hay algunos enfoques que pueden ayudar a reducir la aparición de terrores nocturnos en bebés y niños pequeños si se producen con frecuencia.

  • Terapia conductual: La terapia conductual, como la terapia cognitivo-conductual (TCC) dirigida al sueño, ha demostrado mayor eficacia para tratar terrores nocturnos. Entre otros estudios, un ensayo clínico aleatorizado de Michael Gradisar y col. (2016), publicado en Sleep Medicine, evaluó la eficacia de la terapia cognitivo-conductual en el tratamiento de los terrores nocturnos en niños, demostrando una reducción significativa en la frecuencia y gravedad de los episodios.
  • Técnicas de gestión del estrés: el abordaje de los terrores nocturnos implica detectar las causas que generan estrés y tratarlas.
  • Sistemas electrónicos para ayudarnos a solucionar los terrores nocturnos: 
    • Dispositivos de Monitoreo del Sueño
    • Dispositivos de retroalimentación y biofeedback
    • Aplicaciones móviles 
    • Despertares programados
    • Software de relajación y meditación
    • Ruido Blanco

Pero, una opción sencilla es estar atentos al inicio del terror nocturno y despertarlo suavemente para que no sufra el terror nocturno y de esa forma le ayudamos a madurar su sistema neurológico.

¿Cómo abordar el problema social del terror nocturno?

Como decíamos anteriormente, la vergüenza que supone tener esta reacción delante de otras personas hace que se eviten situaciones como campamentos, ir a dormir a casa de amigos, etc. y como para más inri, hay más episodios de terror nocturnos al dormir fuera de casa, los afectados por terrores noctunos pueden evitar estas situaciones.

Como pasa en la mayoría de los trastornos psicológicos, el desconocimiento es el principal problema.

La mejor solución avisar a los compañeros de habitación de sueño, que la persona tiene terrores nocturnos y explicarle en qué consisten.

Explicarles que aunque la reacción en algunos afectados, puede llegar a ser muy estruendosa (gritos y moverse), la solución es fácil y te la explicamos.

 Cmo ayudar fácilmente a la persona con terror nocturno:

  1. Hablar con calma al afectado del terror nocturno.
  2. Repetirle su nombre para que se sienta en confianza.
  3. Explicarle que está teniendo un sueño. 
  4. Aunque el afectado del terror nocturno insista que es cierto lo que está viviendo, repetirle con calma las veces que sean necesarias que está teniendo un sueño.
  5. Si ha salido de la cama guiarlo suavemente de regreso a la cama, manteniendo un tono calmado y tranquilizador. 
  6. Si la persona ha salido del terror nocturno, se ha calmado y está receptiva podemos abrazarla si quiere.
  7. Pedirle que siga durmiendo y que si necesita algo estamos para apoyarle.

Como la respuesta de terror nocturno suele durar poco (1-10 minutos), la situación pasa rápido. 

En Psicólogos Granada, desde la primera sesión, te guiamos con estrategias prácticas y consejos útiles para tratar los terrores nocturnos.

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    Cristóbal Rozúa Lucena

    Psicólogo Sanitario Colegiado AO03430, más de 25 años de experiencia en psicología sanitaria, jurídica, formación en psicología y colaboraciones en medios de comunicación en la promoción de la salud mental.

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