19 Pasos para educar en valores
Cómo superar el síndrome postvacacional infantil
El divorcio, la separación, la ruptura de la pareja parental, siempre produce un alto impacto emocional en los hijos. Te ayudamos a gestionarlo.
Cómo superar una ruptura con hijos
Es crucial, por su bienestar, atenuar este impacto para que sus consecuencias no impliquen un daño en su desarrollo psico-evolutivo, así como alcanzar una reorganización familiar viable.
Es esencial tener presente que la pareja se rompió, pero no implica que también se rompa la familia y con ella la protección, el cuidado y el amor que asegura (este es el mensaje que debería llegar a los hijos y a veces los padres no saben como hablar a los niños cuando son pequeños).
Si son menores de 5-6 años, necesitan explicaciones sencillas y concretas, por ejemplo “mamá y papá no vivirán más en la misma casa”, y para contestar a la pregunta “¿por qué?”, por parte del hijo se puede decir algo concreto como “porque ahora vivimos mejor en casas separadas”. Es muy importante dar explicaciones desde el primer momento sin trasmitir falsas expectativas (como “papá se ha ido se viaje”).
Los cambios que siguen en la separación son muy estresantes tanto para los padres como para los hijos, aunque hay algunos factores que influyen en este proceso de adaptación: la edad de los hijos en el momento de la separación, la calidad de la relación con quien se quede en casa, el nivel de conflictividad entre los padres, etc.
En algunas situaciones, el alto nivel de conflictividad, la violencia intraparental, la falta de acuerdos y de diálogo en la pareja o expareja acaban afectando a la responsabilidad conjunta del cuidado de los hijos.
Trastornos de los niños tras un divorcio
Algunas investigaciones indican que los trastornos que los niños pueden desarrollar, se diferencian en base a la edad. En concreto los más pequeños tras una situación de divorcio de sus progenitores suelen presentar desórdenes conductuales:
- Conductas regresivas: regresar a etapas evolutivas ya superadas, por ejemplo, dificultad para separarse de los adultos, perdida del control de los esfínteres, etc.;
- Comportamientos repetitivos;
- Trastornos del sueño con terrores nocturnos;
- Problemas de aprendizaje;
- Dificultades escolares y de rendimiento con hiperactividad;
- Depresión: tristeza, llanto, inseguridad, angustia, temor de ser abandonado, etc. Muchas veces los niños pequeños no entienden por qué los padres se separan, y pueden llegar a culparse.
Mientras que los mayores tienden a manifestar problemas de competencia social:
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- Comportamiento destructivo de violencia
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- Agresividad
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- Aislamiento del grupo de iguales
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- Déficit en las habilidades sociales
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- Sentimientos depresivos
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- Absentismo escolar
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- Actividad sexual de riesgo