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Psicólogos Granada vigorexia

La vigorexia, un nuevo trastorno dismórfico corporal.

La vigorexia es un trastorno psicológico que afecta a la imagen que tenemos de nuestro cuerpo, por lo que podemos decir que es un tipo de dismorfia corporal.

Está marcada por el culto al cuerpo y se podría definir como la obsesión por tener una imagen corporal fuerte y musculosa, además de un bajo porcentaje de grasa.

Es la búsqueda de la mejoría de nuestro aspecto hasta niveles enfermizos, ya que el resultado esperado no es en ningún caso la salud, sino la estética, lo que lleva a quienes padecen el trastorno de adonis a ponerse en peligro por su aspecto.

Al contrario que el resto de trastornos relacionados con la imagen personal que solemos ver, la vigorexia está muy extendida entre los hombres, en mucha mayor medida que entre las mujeres, y es que está marcada por la búsqueda del cuerpo musculoso y fuerte que la sociedad de culto al cuerpo define como deseable.

No es de extrañar que uno de sus nombres populares sea complejo de adonis.

Este trastorno parte de algo saludable, como es en sí el ejercicio físico, que es una actividad más que recomendada para todas las personas, y lo lleva a un punto obsesivo que afecta a la salud física, pero sobre todo a la mental.

Las causas de la vigorexia no están claras, pero tiene un gran componente social y está muy instigado por la cultura de culto al cuerpo, en gran medida podemos señalar a los medios y a los modelos a seguir implantados por instigar a los jóvenes, y no tan jóvenes, a poner en el acento en su cuerpo y a desarrollar cánones de belleza inalcanzables, que acaban provocando desórdenes psicológicos como este.

Dependiendo de la cultura y los valores de cada persona, aumentará o disminuirá la probabilidad de sufrirla.

En todo caso, el desarrollo de la autoestima y de valores que no estén relacionados con el físico, sino con la inteligencia, el respeto, la amabilidad, etc., especialmente si se inculcan desde la niñez, son una buena estrategia para evitar trastornos relacionados con la imagen, y evitar que nuestro físico se convierta en el centro de nuestra vida.

También la personalidad puede influir, ya que un alto nivel de perfeccionismo y exigencia supone más riesgo de acabar imponiéndonos objetivos inalcanzables.

Trabajar la compasión hacia nosotros mismos y la seguridad puede ayudarnos en estos casos, además debemos tener en cuenta a aquellas personas que han pasado por períodos emocionales intensos o traumáticos que han desembocado en trastornos como este, como puede pasar en ocasiones con las víctimas de bullying.

Las mujeres también pueden sufrir vigorexia, incluso si es mucho menos común, y es que aunque en general los planes de ejercicio de hombres y mujeres sean distintos, y busquen destacar diferentes partes del cuerpo, la obsesión es la misma, ya que se cae en la recompensa inmediata que supone la mejora de medidas, porcentaje de grasa, peso que se consigue levantar, y como cualquier otra fuente de placer, se vuelve adictivo.

Debemos mantener siempre la salud como objetivo principal, y entender que si nos sentimos ansiosos cuando nos falta el entrenamiento, no lo estamos haciendo por gusto, sino por necesidad, y esto nos afecta de forma negativa.

Algunos síntomas de este trastorno son la práctica de ejercicio físico compulsivo, las personas que padecen este trastorno pasan la gran mayoría de su tiempo en el gimnasio, trabajando para acercarse todo lo posible a su objetivo.

Además, aparece una obsesión por la comida, los alimentos con gran cantidad de proteínas y la dieta que pueda llevarles más rápido a ganar masa muscular. Incluso en ciertos casos se puede llegar al uso de anabolizantes, que tienen graves efectos en la salud, causando acné, aumento de glándulas mamarias, caída de cabello, cambios de humor, problemas en el aparato reproductor y problemas cardíacos.

Así mismo, algunos signos que podemos encontrar en una persona que sufre vigorexia son, por ejemplo, pasar mucho tiempo cuidando su imagen corporal, mirarse constantemente al espejo, ser inseguros respecto a su apariencia física, incluso cuando están en buena forma física, experimentan gran angustia o ansiedad si no pueden entrenar, llevan a cabo dietas extremas, y utilizan sustancias peligrosas para la salud, como anabolizantes.

Respecto a los aspectos sociales del trastorno, podemos decir que todo depende de los síntomas que presente la persona, pero en un gran porcentaje de los casos en los que hay baja autoestima y problemas de imagen personal, se da ostracismo y aislamiento social que conducen a emociones negativas y bajo estado de ánimo.

En caso de que esto ocurra, es necesario trabajarlo con un profesional de la salud mental para evitar que estas emociones negativas y la soledad por la que está pasando la persona desemboquen en una depresión ligada a la vigorexia que ocasione aún más dificultades en el proceso de recuperación. 

Si alguien decide tratar este problema con un psicólogo, algunas de las pautas básicas que se seguirían en psicología serían trabajar la autoestima y la seguridad, las habilidades sociales en caso de que sea necesario, trabajar una relación sana con el deporte y con el cuerpo, y herramientas para mantenernos en contacto con la realidad de nuestra imagen.

También debe haber seguimiento médico en caso de que sea necesario, ya que la vigorexia puede acarrear lesiones debidas a la alta exigencia que se impone y que no suelen tomarse medidas de precaución ni tener en cuenta la opinión de profesionales, lo que en muchas ocasiones acaba suponiendo problemas de salud.

Para concluir podemos decir que la vigorexia es un trastorno psicológico que afecta a la percepción de la imagen corporal, y que se basa en una obsesión con el ejercicio físico con el fin de desarrollar musculatura y perder grasa, este muchas veces desencadena en otras acciones como realizar dietas excesivas y tomar anabolizantes u otras sustancias peligrosas.

Si crees que tú o algún ser querido puede estar sufriendo vigorexia y te gustaría que un psicólogo te guíe en tu mejoría, contacta con Granada Psicólogos, estaremos encantados de ayudarte.

    Laura Hernández Pulido

    Psicóloga Sanitaria Colegiada AO05973, más de 25 años de experiencia en psicología sanitaria, formación en psicología y colaboraciones en medios de comunicación en la promoción de la salud mental.

    Cristóbal Rozúa Lucena

    Psicólogo Sanitario Colegiado AO03430, más de 25 años de experiencia en psicología sanitaria, jurídica, formación en psicología y colaboraciones en medios de comunicación en la promoción de la salud mental.

958 22 24 22
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