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Psicólogos Granada apatía pandémica

Apatía pandémica o Hastío pandemíco, de dónde surge y cómo gestionarlo

Las consecuencias psicológicas de la pandemia del coronavirus son muy variadas. Ni a todas las personas les ha afectado de la misma manera, ni a todos nos afecta emocionalmente. 

Lo que sí está claro es que la actual situación nos pone en un compromiso con nosotros mismos. Esta etapa ha sido (y sigue siendo) un punto de inflexión en la vida de las personas. 

A modo general, los jóvenes han aprendido a conocerse y a entender sus propias necesidades al no tener la posibilidad de ejercer la vida normal que antes teníamos. 

Pero, al igual que de toda situación problemática se aprende, también se han desarrollado numerosos problemas psicológicos, entre ellos, la apatía.

Todas las personas de cualquier edad se han visto afectadas, aunque ha habido algunas diferencias, que analizamos en este artículo.

Podemos ver una apatía muy generalizada entre los jóvenes, y es que son uno de los colectivos que más ha sufrido las consecuencias sociales del coronavirus.

La vida universitaria se paralizó y obligó a las personas a permanecer alejado de los compañeros y compañeras de estudio.

Pero esto no significa que los estudiantes sean el único colectivo que sigue sufriendo los restos emocionales que esta pandemia ha dejado en las personas, aquí hablamos de una generalización a modo de probabilidad, es decir, es más común que sentimientos de apatía surjan precisamente en los jóvenes, puesto que son los que, en general, más vida social mantenían.

David Bueno, director de la cátedra de Neuroeducación de la Universitat de Barcelona, comenta que existen dos tipos de respuestas ante una amenaza, el miedo y la ira.

Este virus ha resultado una amenaza tanto por riesgo de muerte como por la inestabilidad social que ha supuesto.

Las personas que sienten ira podrían continuar enfadados mientras se dé la amenaza y las personas propensas al miedo podrían habituarse a vivir en casa, apareciendo posibles sentimientos apáticos relacionados con la disminución tan grande de las relaciones sociales. 

Dicha apatía no tiene por qué venir del visible descenso en las relaciones sociales, no obstante, es un factor muy importante a la hora de entender la manera en la que los demás afectan a nuestras emociones.

De esta manera, nuestros mayores son los que más miedo pueden estar sintiendo debido al gran riesgo para la salud que supone esta enfermedad para ellos, que les impulsa a muchos de ellos a apenas salir a la calle y relacionarse, estabilizándose en este estilo de vida y aumentando de esta manera la apatía.

Lo que sí está claro es que el desgaste emocional en la población es innegable, llegando a coexistir numerosas emociones contradictorias en un mismo día. 

Y no es negativo experimentar emociones distintas, de hecho, es completamente natural.

Sin embargo, el problema llega cuando un estado de ánimo persevera en las personas y nos cuesta salir de dicho estado.

La pandemia está siendo un tramo donde pensamientos como ‘’esto nunca va a finalizar‘’ o ‘’no puedo vivir de esta manera’’ se hacen más palpables e intensos.

Ahora que tenemos más tiempo, resulta muy positivo empezar a pensar sobre uno mismo y darse cuenta del tipo de pensamiento que nos surgen en determinados momentos y con qué miedo se relaciona. En especial, la apatía podría venir de la excesiva importancia que le damos a estos pensamientos, en su mayoría, no del todo reales

La apatía que podrían sentir algunas personas puede venir de la gran importancia dada a pensamientos como ‘’no puedo vivir de esta manera’’. 

Ante esto, debemos racionalizar lo que nos decimos a nosotros mismos, tomando contacto con la realidad, con una realidad que, ni mucho menos es agradable, pero sí es pasajera.

Es probable que tengamos que convivir con este virus durante mucho tiempo pero, con el tiempo, la normalidad se tornará necesaria y la vida social resurgirá. 

Mientras tanto, si en nuestro caso, hemos reducido enormemente los contactos sociales, podría resultar muy positivo para nosotros que modifiquemos nuestros valores personales, es decir, darnos cuenta de los pequeños momentos en familia, las comidas en casa o incluso, darnos un paseo con ellos o plantearnos nuevos hobbies en casa.

Durante el aislamiento, aunque la vida cambie, la vida sigue y adaptarnos a esta nueva realidad es indispensable

El aumento exponencial de las personas en consulta ha aumentado enormemente desde el inicio de la pandemia, por lo que es absolutamente natural sentir todo lo que sentimos, somos humanos y tener momentos de apatía es natural y necesario, pero como dijimos anteriormente, estancarnos en el dolor nos limitará a la hora de buscar nuevos hobbies o de disfrutar los pequeños placeres de la vida.

A pesar de que buscar nuevos entretenimientos y hobbies es muy positivo, podría no ser suficiente para muchos de nosotros que anteriormente llevábamos una vida repleta de amigos o acostumbrados a ‘’vivir’’ en la calle.

En Granada Psicólogos estamos tratando actualmente a muchas personas que sienten esta apatía generalizada o ‘’hastío pandémico’’. Si eres uno de ellos y consideras oportuno conseguir ayuda psicológica para tratarlo, puedes llamarnos y te atenderemos encantados.

Autores: Jesús Rodríguez Pérez y Cristóbal Rozúa Lucena.
    Laura Hernández Pulido

    Psicóloga Sanitaria Colegiada AO05973, más de 25 años de experiencia en psicología sanitaria, formación en psicología y colaboraciones en medios de comunicación en la promoción de la salud mental.

    Cristóbal Rozúa Lucena

    Psicólogo Sanitario Colegiado AO03430, más de 25 años de experiencia en psicología sanitaria, jurídica, formación en psicología y colaboraciones en medios de comunicación en la promoción de la salud mental.

958 22 24 22
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