Ortorexia

La ortorexia se suma a la ya larga lista de trastornos de la conducta alimentaria que se sufren frecuentemente en nuestra sociedad, y se define como la obsesión por ingerir únicamente alimentos sanos, y por una dieta restrictiva.

En principio, nadie pensaría que evitar los ultraprocesados o las calorías vacías es un problema, pero una vez cualquiera de las actividades que realizamos diariamente comienza a ser la razón de sentirnos mal, evitar reuniones sociales, experimentar emociones y pensamientos negativos que parecen no salir de nuestra cabeza… las alertas se disparan, y es que cualquier obsesión es negativa aunque su base sea la búsqueda de lo saludable.

En el caso de la ortorexia tendemos a seleccionar ciertos tipos de alimentos frente a otros, como por ejemplo eligiendo frutas, verduras, alimentos orgánicos, etc, y a evitar otros como carnes, derivados de animales, conservantes, grasas, y otros elementos, o tipos de preparación como al vapor, a la plancha o alimentos crudos sobre cualquier otro tipo de comida.

Mientras que estos hábitos pueden resultar sanos, responden a la ansiedad que genera la idea de engordar o de no cumplir ciertos estándares que nos imponemos a nosotros mismo, características que comparte este trastorno con la anorexia.

Es importante recordar que comer es una necesidad humana y que el hecho de que la vivamos unida a emociones como ansiedad, miedo, culpa o vergüenza es un indicador de que algo va mal y debemos ponernos en contacto con un profesional de la salud mental.

Algunos síntomas o señales de alerta que debemos tener en cuenta cuando se trata de la ortorexia son la obsesión por la calidad de la comida consumida, la evitación de grupos completos de alimentos de manera muy estricta, pasar un tiempo exagerado (más de tres horas diarias) planeando cada comida o las comidas de la semana, obsesionados con el cuidado del cuerpo, y con la salud, pero focalizado en el aspecto de la alimentación, sufren emociones de ansiedad o miedo al pensar en la comida, no se saltan su dieta por ninguna circunstancia, aunque eso les suponga dejar de comer fuera de casa o faltar a reuniones sociales, y en ocasiones esto deriva en aislamiento social.

Aunque cualquiera puede desarrollar esta patología, hay ciertos grupos de personas que son más propensos, como pueden ser los deportistas o personas que dedican su vida al fitness, ya que de por sí es parte de su día a día el cuidado de la alimentación, y es fácil perder el equilibrio entre el cuidado de la alimentación y la obsesión por la comida sana.

También las personas que han sufrido anorexia nerviosa, y que han buscado llevar su dieta hacia la salud en vez de la búsqueda de la delgadez, tristemente, incluso si se comienza con buena intención, puede ocurrir que las actitudes autoexigentes y obsesivas vuelvan a plasmarse en la comida, aunque sea desde un enfoque distinto.

Por último, ciertos rasgos de la personalidad, como pueden ser la autoexigencia, el perfeccionismo, y la falta de amabilidad hacia uno mismo, pueden provocar que caigamos en obsesiones cuando intentamos cuidar nuestra dieta. También las personas que hacen dietas de forma constante, o han crecido en hogares en los que hacer dietas estrictas es común, pueden normalizar en ciertas ocasiones comportamientos que no son sanos ni recomendables.

Si hablamos de relación con otros trastornos de la conducta alimentaria, hay que nombrar la anorexia, que tiene un funcionamiento parecido, pero centrado en la cantidad de comida que se consume, no en su calidad.

A su vez también podemos hablar de la vigorexia, y con ella de la obsesión con el culto al cuerpo, ya que si ponemos nuestro aspecto físico por encima de cualquier otra faceta de nuestra vida, nos encontraremos con que ganar peso, estar menos sanos, y demás, resulta una fuente de ansiedad.

Estos trastornos derivados de los cánones de belleza impuestos por nuestra sociedad son muy comunes, y por ello debemos asegurarnos de cargar nuestra educación con respeto y tolerancia hacia nosotros mismos, y entender la importancia de los valores vitales por encima de la imagen.

La ortorexia, como cualquier otro trastorno de la conducta alimentaria, supone una serie de efectos negativos en la persona, tanto a nivel psicológico, con emociones de ansiedad y frustración, y miedo hacia la comida, como sociales, al perder en muchos casos el contacto con el círculo cercano.

Debemos tener en cuenta que en nuestra sociedad, gran parte de la socialización se realiza alrededor de las comidas, salir a cenar, ir a tomar unas cañas, llevar a los niños a merendar, desayunar churros… son actividades sociales que nos mantienen unidos a nuestros seres queridos y enriquecen nuestros vínculos, dicho esto, esta característica de nuestra cultura suele suponer desventajas tanto para las personas que están sufriendo un trastorno de la conducta alimentaria, como para quienes están en remisión, ya que es un hábito que redirige constantemente nuestra atención a las comidas.

Concluimos que la ortorexia es una de las últimas patologías en sumarse a la lista de trastornos psicológicos de la conducta alimentaria, y que se trata de la obsesión por la comida sana y por el culto al cuerpo, con graves consecuencias a nivel emocional y social.

Si piensas que puedes padecer algún trastorno de la conducta alimentaria, o conoces a alguien que esté pasando por algún problema de este tipo, un consejo para evitar esa desvinculación del círculo social y para no perder el apoyo emocional de tus seres queridos durante la recuperación, sería generar encuentros que no estén relacionados con la comida, como ir al cine, a un concierto, a pasear, a la playa o a los recreativos.

Recuerda que la ayuda de un profesional de la salud mental es clave para sentirnos felices y superar la ortorexia en Granada Psicólogos, estaremos encantados de ayudarte.