Todos nos enfadamos a veces y, el enfado en si, no es malo.
El problema puede surgir dependiendo de cómo manejemos ese enfado. Si este enfado perdura y es muy intenso puede llevar a la agresión que puede ser verbal, física o sexual.
Cualquiera de estos tipos de agresión se puede expresar de manera abierta o encubierta, siendo la segunda una forma pasiva de expresarla.
A veces, no nos damos cuenta de que la mala actitud que tienen personas hacia nosotros es provocada por esa agresión pasiva que podemos cometer.
Por todo esto hemos de reconocer el grado y la frecuencia con la que agredimos.
A corto plazo, la agresión puede ayudarnos a conseguir lo que queremos pero a medio y largo plazo deteriorará muchísimo nuestras relaciones y provocará muchas emociones negativas a las personas que se relacionen con nosotros.
En resumen, hará que las personas de nuestro alrededor se sientan mal con nosotros y que muchas de ellas se vayan.
Para corregir todo esto es importante reconocer nuestros sentimientos y las conductas que desembocan.
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