Jubilación, prejubilación y problemas de la tercera edad

La jubilación es una época esperada para muchos, ya que se imaginan que por fin tendrán descanso, tranquilidad y tiempo libre para dedicarlo a lo que quieran.

Este lado positivos de la jubilación se puede hacer realidad, pero también hay que tener en cuenta y prepararse para las posibles dificultades y no ser sorprendido, evitando así pasar una mala jubilación.

Es muy normal en el momento de dejar el trabajo un cierto sentimiento de pérdida y tristeza por despedirse de una época importante de su vida.

Puede sentirse inseguridad sobre su valía personal, ya que no tiene el rol y la función importante para la propia identidad, para sentirse útil y valorado.

Tener que organizar una nueva rutina diaria puede causar estrés y al mismo tiempo aburrimiento y desgana.

Las colegas del trabajo eran parte de la red social y aunque con algunos se puede mantener un cierto contacto ya no será como antes y en la mayoría de los casos se reduce esa red social. Eso puede producir cierto aislamiento y soledad, sobre todo a las personas que no tienen o no llevan una buena relación con su pareja, familia o amigos fuera del trabajo.

Las personas pueden experimentar síntomas de depresión como tristeza, apatía y anhedonía.

Aún más difícil puede ser en el caso de la prejubilación o una jubilación inesperada.

Una despedida anticipada del trabajo se siente aún más como una interrupción de la vida laboral y las consecuencias negativas son más fuertes porque no ha habido oportunidad para prepararse a este cambio.

Aunque haya más tiempo libre, eso no siempre significa bienestar. Paradójicamente, el «vacío» puede producir mucho miedo y un alto nivel de estrés.


Problemas de la tercera edad

Al pensar en la tercera edad, muchos se imaginan una época de tranquilidad y sabiduría en la que se puede descansar de la vida laboral, reflexionar y hacer las cosas que siempre ha querido hacer.

Esta imagen idílica del envejecimiento lamentablemente no siempre suele ser la verdad.

Muchos tienen que enfrentar situaciones difíciles como enfermedades crónicas que les dificultan participar en la vida social y actividades importantes en su vida.

El empeoramiento o la perdida de funciones físicas importantes como la vista, la audición, la memoria y otros pueden vivirse como una pérdida de control que producen ansiedad, baja autoestima y aislamiento social.

El duelo de perder amigos y familiares cercanos es otra carga que acompaña al proceso de envejecer y puede tener efectos graves respecto al bienestar psicológico de la persona. Un gran problema de la tercer edad es la soledad que a su vez conlleva sentimientos de tristeza, ansiedad y apatía.

Las consecuencias de todas estas dificultades, junto a cambios biológicos que aumentan el riesgo, pueden resultar en trastornos afectivos como la depresión crónica. Los problemas de salud pueden empeorar aun más en presencia de los síntomas de depresión.

Estudios han demostrado que los sentimientos negativos, la soledad y la depresión tienen efectos alarmantes sobre la mortalidad de las personas de la tercera edad. Personas contentas y satisfechas tienen un mejor pronóstico de vida.

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